martes, 1 de mayo de 2012

El acta

El doctor con quién fuímos nos pidió que nos tomáramos fotos, que escribiéramos todo pues después del shock es fácil olvidar.

No creo olvidar jamás. Sin embargo, prefiero escribirlo a seguir pensando que este es un mal sueño del cual no puedo despertar.

29 de abril del 2012

Llega Jefferson alrededor de las 9 de la mañana. Carlos sale y Jefferson le dice que si pueden hablar. Mi mamá no va a misa pues no sabemos lo que podría pasar. Jefferson huele un poco a alcohol, no viene cayéndose ni nada, eso me dice mi mamá. No nos damos cuenta de cuándo o a dónde se fueron, sólo nos asomamos y ya no estaban ahí.

Pasan las horas, tocan. Carlos pasa al baño y Jefferson lo espera. Carlos me dice que esté tranquila, que no pasa nada. Vuelven a salir. Regresan y no entiendo nada, parecen bien. Jefferson me pide salir a platicar. Salgo, pero estoy muy confundida. No sé qué decir, no sé qué preguntar. Se fueron al billar y Carlos incluso se ríe diciéndome que fue violado.

Carlos dice que no se va. Que irse sería dejarlo ganar. Ganar. Me sentí como un juguete, que todo lo que me había dicho de que entendía porqué estaba pasando esto era mentira. Me dice mentirosa e hipócrita. Me le paro enfrente a Jefferson y le digo que ganó, no fue así, Carlos me perdió y me siguió perdiendo. Pero eso no importa, no es parte de la historia.

Vuelven a salir, pero esta vez sólo se quedan platicando. Mi mamá me abraza y me dice que ya no podemos estar así, que estamos hartas. Dan las 4 p.m. y empezamos a comer. Jefferson se va y Carlos entra, no nos dice nada, sólo se acuesta sobre la cama. Son las 5 p.m.

Mi mamá termina de comer y nos metemos al cuarto. Le dice a Carlos que se tiene que ir. Que sólo nos estamos haciendo daño. Carlos dice que él sólo se quedó porque pensó que algo que no valía nada, valía la pena. Mi mamá le dice que ya me está faltando al respeto otra vez. Que eso no puede seguir. Se lo dice tranquila. Se levanta y agarra su mochila. Mi mamá me dice que hace mucho calor, que me salga al patio. Me siento en el patio y me pongo a llorar.

Debió haber pasado un minuto cuando escuché ladridos. Me metí corriendo pensando que Carlos estaba atacando a Katara, la bullterrier inglés que teníamos. Pero lo veo sobre mi madre, no alcanzo a ver bien, primero pensé que la estaba ahorcando en contra de la cajonera.

(Mi mamá dice que ella estaba sentada, Carlos sacó algo de su buró, y le preguntó si había dejado algo. Mi mamá ve el buró y saca algunas cositas. En ese momento siente a Carlos detrás de ella, tapándole la boca y con la navaja cortándole el cuello. La placa que tiene en los dientes la está ahogando, le estaba presionando con tanta fuerza que le encajó los dientes en la boca, pero hace todo por aventarse hacia atrás y escupe la placa. Hace mucho ruido y por eso Katara ladra.)

Me le aviento y le digo que la suelte, le jalo el cabello lo más fuerte que puedo, mientras con la otra mano intento alejarlo de mi mamá. Le grito déjala, déjala. Se voltea, me tapa la boca con una mano y con la otra me toma por el cuello.

Había sacado un cajón y lo había puesto sobre nuestra cama. Cuando me azota contra la cama, no sé si mi cabeza se golpeó contra el cajón o la esquina de metal de la cama. Katara me da un colmillazo en la pantorrilla. No alcanzo a ver nada, sólo siento que mi mamá me cae encima. Todavía siento sus dedos agarrándome la tráquea, por un momento pensé que me la iba a arrancar. No sé cómo, pero me mantiene contra el cajón, y a mi mamá encima. Se me oscurece todo por un segundo, pero pienso, patea, patea, patea, no sé si le di.

Ninguna de las dos recuerda cómo nos paramos, sólo que escucho a mi mamá a lo lejos gritándole que vea lo que está haciendo. No sé si eso fue antes o después de que nos sostuviera a las dos sobre la cama. Estando parados con mi mamá forcejeando, él me mira y me dice: no me dejes. Mi mamá sólo me gritá que salga, que busque a alguien.

(Mi mamá lo sostiene del cuello para que pueda salir. Mientras yo salgo corriendo, él la vuelve a azotar contra la cama, le mete un calcetín en la boca y ve como toma vuelo para darle varios puñetazos en la cara. Pero mi mamá no le suelta el cuello hasta que él se aleja, toma una sudadera y sale corriendo).

Yo corrí, salí de la casa y toqué la puerta de Sandra, pasan segundos cuando escucho mi puerta azotarse y lo veo corriendo. No trae playera, trae sus vans viejos y un pantalón negro deslavado. Vuelvo a entrar a la casa y veo a mi mamá, yo pensaba que la sangre que tenía era de que le hubiera pegado en la boca. Hasta ese momento, vi la cortada de la navaja.

Mi mamá me dice que peleamos mucho y que tenemos que hablarle a mi tío Héctor. Ella toma su celular y le marca, todavía tranquila. Mientras yo tengo el teléfono de casa y le marco a Jefferson, no está. Pero llega mi tío y nos ve. Sale un momento, regresa con mi tía Carmen, ella y una vecina, Liz, se quedan con nosotras. Mientras él marca a la patrulla. Mi mamá me abraza, me sonríe y dice pudimos con él, nos defendimos. Yo sólo quiero y puedo llorar.

Eso fue lo que pasó, no quiero tener que preguntarle a mi mamá si faltó algo, todavía falta tomarnos las fotografías, pero eso no lo quiero poner. Estas imágenes no las podré borrar jamás de mi mente y con eso basta.

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