domingo, 22 de abril de 2012

Opiniones Indeseables

De pronto soy la única que no quiere lo que ellos. "Hay que intentarlo" terminé por decir, pero no quiero intentarlo. Cuando terminé con Carlos lo que esperaba era que en una o dos semanas ya no estuviera. No verlo, no hablarle, al menos hasta que me sintiera con fuerzas para confrontarlo. Después de 3 años viviendo juntos, la decisión de que se fuera de mi vida no fue fácil. Pero una vez tomada, ya no hay vuelta atrás. Pero no, se queda y no tengo opinión al respecto, ¿quién quiere un poco de amargura en su pastel de positivismo?

Pude haber dicho que me intentaría matar si él seguía aquí y entonces sería yo la dramática. "Todo cambia a partir de esta plática" jajajajajajajajajaja, nada cambia. Yo sigo queriendo que se vaya, y nada más no lo puedo sacar. Como un tumor que hizo metástasis, ¿no quieres el cáncer? córtate el cuello o aguanta hasta donde puedas. Tardé tiempo en darme cuenta que ya no lo amaba, tardé todavía más en pasar a través de todos sus males, bruta yo que no debió tardarse tanto.

"Es que a mí me importan los dos, pero mi hija es más importante", pues, considerando que lo único que pedí fue que se fuera, yo no creo ser lo más importante, ni quisiera serlo, pero sería un lindo detalle dejarlo de repetir como un mantra, ni ella se lo cree ni yo estoy para creerle. Sip, estoy furiosa.

"Oh te amo tanto... hasta donde me conviene", parece decirme Carlos. ¿Si me quisiera que no debería de intentar darme lo que le estoy pidiendo? Porque me sigue sacando la carta del yo: YO no tengo a donde ir (cuando bien puede ir con su madre), YO quiero seguir contigo (pero más que nada porque ya tienes prospecto), YO me siento en familia (y no me importa alienarte de tu madre), YO sé que abuso de ustedes (pero quiero otro mes sin hacer nada), YO estaré estable (después de todo ya te llamé ramera, puta, te llevé al borde de la histeria, nadie me reclamó nada y sigo aquí tan campante).

Quizá si estoy mal, quizá todo lo estoy viendo a nivel de cancha, y mi madre está viendo todo desde las pantallas. Mientras alguien llega a iluminarme con la verdad, consideraré que más que injusta está siendo un tanto demasiado comprensiva, con un grotesco dejo de sabor a cobardía. Porque a Carlos le dijo que todo iba a estar bien y a mí dijo que ya. ¿Ya qué?- le pregunté- pues ya, no sé qué quieres que haga- respondió mientras me daba la espalda. De hecho siempre ha sido así, dile a Carlos que recoja su ropa, dile a Carlos que trabaje, dile a Carlos que yo lo estoy manteniendo. Dile a Carlos, claro, porque estamos en Babel y no hablan el mismo idioma...

Y cuando se enteraron de que hablaban el mismo idioma, resultó que la insensible, a la que todo esto le está resultando fácil, la que provocó la ruptura de los sueños de su madre y de su novio, pues... fui yo. Nada tuvo que ver el que Carlos me dijera absurda y me ignorara varias veces o que mi madre me reclamara por todo lo que Carlos hacía y no hacía. Absolutamente nada. Todo fui yo. Yo tomé el momento cúspide de sus respectivas felicidades, y lo pisoteé, escupí, porque no había nada mejor qué hacer. Porque ohhh con el futuro de una pantalla led en nuestra casa, todo se arregla y lo demás son sentimentalismos que no vienen al caso. Quien esté en contra, alce la mano, cierre la boca y disfrute como lo ignoramos.


Después de todo, hay cierto nivel de incomodidad tolerable, que estés con el tipo al que le gritaste que le odiabas y que querías que te dejara en paz hasta que el universo se volviera nada, eso está dentro del nivel de incomodidad tolerable. Que digas que quieres que se vaya, es una opinión sumamente indeseable que sólo hace notar tu egoísmo, discúlpate y retírate.

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